1. El abuelo adoptivo de aquel chico luchaba para que su nieto estuviera todo lo que él quisiera, las cosas que no logró fueron porque su situación económica no se lo permitió, con el pasar de los años aquel chico creció y cursaba el sexto año del colegio, cuando en una fría madrugada de angustia y desesperación pedía auxilio y entre cortada respiración sus últimas palabras en medio de una miraba profunda que denotaba la desesperación de no querer regresar a casa dijo estas palabras: No quiero morir, es muy pronto, pero no hay vuelta atrás. Aquel fallecimiento del abuelo marcó para siempre su vida.
2. El sonido de la lluvia en una fría madrugada en donde los pensamientos parecen ganarle a la razón, una persona con un carácter insensible que en su infancia había sufrido de rechazo por su color de piel mencionó estas palabras: quisiera recuperar la vida que una vez tuve, poder arreglar las cosas, pero el día de hoy es demasiado tarde y solo me queda la resignación de una vida penitente en donde el sonido de las olas y de las aves nocturnas parecen hacer más ruido que mis pensamientos.
3. En un lugar no registrado vivía una madre con su hija, ambas estaban cansadas de vivir en una casa que cuando llovía fuerte se inundaba y en una de esas conversaciones profundas le dice aquella hija a su madre: Mamá podemos mudarnos y vivir en otro lugar mejor, ella solo la mira de forma pusilánime y responde ¿crees que voy a durar tanto?
4. La abuela materna de aquel chico soñaba con tener un nieto que se pudiera preparar profesionalmente, cuando aquel nieto tenía apenas un año de edad ella mando a hacer un armario de hierro para que aquel niño pusiera sus libros, al cumplir su nieto 3 años, la abuela falleció y hoy aquel chico tiene aquel armario con libros como ella una vez quiso, probablemente desde el cielo está agradecida porqué su deseo se va cumpliendo y ella no esta en la tierra para poder presenciarlo.
5. Ella se levanta todos los días esperando tener la vida que una vez soñó, lleva cumplidos 70 años y solo pide al Eterno una oportunidad más.
6. A veces se siente sola, desamparada, a pesar de que casi nadie la visita y puede pasar semanas sin salir de casa ¿sabes cuál es su amparo? Es Dios, a quien le ora todos los días, he incluso en las frías madrugadas es tan normal encontrarla arrodillada en la borda de su cama intercediendo y orando por las personas que apunta en su libreta.
