Hace
unos años tuve la oportunidad de escuchar uno de los mensajes del predicador
más influyente de todos los tiempos;
Billy Graham, donde planteaba: “la cruz muchas veces confronta a las personas, cuando vienes a los
pies de cristo deben haber cambios, el mundo está buscando su propia
satisfacción muchos se han adueñado de todo y se han olvidado del Dios que les
dio la vida”.
Han
pasado varios años que escuche este
mensaje y con el tiempo me he dado cuenta que las personas solo viven
para satisfacer sus deseos, cada uno se ha dejado llevar por sus propios deseos
sexuales y le han dado culto a algo que
nosotros denominamos “el dios de la carne”, sin importar que familias destruyen
a quienes lastiman, al final el propósito de todo es que nadie se salve.
Son
18 años que llevamos viendo situaciones
que muchas veces no son agradables, escuchamos lo que no tenemos que oír, vemos
lo que no tenemos que ver, buscamos consejos en personas que solo quieren su
propios intereses, terminamos tomando los consejos que esperamos oír y no los que
verdaderamente necesitamos, así funciona
esto.
Existe
un punto en la existencia del hombre en donde ha hecho con su vida todo lo que
ha querido y llega un instante en donde
se pregunta ¿qué he hecho con mi vida, han pasado tantos años?, que puedo
hacer, muchos de estos terminan deprimiéndose, involucrados en vicios, sexo,
drogas, en fin, tantas cosas y terminan
sintiéndose solos.
Hemos
ayudado a muchas personas a poder salir de estas “cárceles”, pero muchas veces
por falta de voluntad no lo logran, solo quieren vivir a su manera, no están
dispuestos, el camino de la cruz es el
único que puede darle una salida a todos
estos vacíos, pero este amor que cura
todas las heridas, muchas veces exige cambios de nosotros, pero si no estamos
dispuestos y prefieren sus propios ideales al final del camino terminaran
arrepintiéndose y querrán arreglar las cosas, entonces es
allí cuando será demasiado tarde.